1.NO PUEDES COMER SOLO

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Comer solo te pone triste, al menos esperas siempre cocinar para (al menos) dos personas, y la tristeza de no tener a nadie para compartir la comida te hace comértelo todo de todos modos.

Las cocinas compartidas son ahora una parte de ti: encontrar todas las ollas y sartenes limpias y en su lugar se convierte en un regalo para ti, al igual que no tener toda la cocina para ti solo... y no, tu tortuga mascota no puede comer tu segunda ración de espaguetis: ¡a la nevera!

2. LAS HABITACIONES INDIVIDUALES TE ESTRESAN

Casi pasas todas tus noches abrazando tu almohada, sólo para sentirse como si hubiera alguien en la habitación contigo; utiliza tu linterna para simular las linternas que solía ver en las literas que te rodean, cuando tus compañeros leían.

Casi empiezas a oír ruidos, y surge la esperanza de que se trate de alguien tropezando con tu maleta, que por cierto sigue abierta al lado de su cama.

3. HABLAR IDIOMAS DIFERENTES TE HACE SENTIR COMO EN CASA

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Si no utilizas al menos 3 idiomas en una sola frase, te sientes infeliz y vacío. Mezclas tu inglés con un poco de español, añades una pizca de polaco que aprendiste en un hostal en Madrid, y es posible que recuerdes palabrotas alemanas y las utilices de vez en cuando; recuerda: ¡nadie te  va a entender en casa!

4. TIENES HAMBRE DE HISTORIAS DE VIDA DIFERENTE

Tu vida está en constante evolución, siempre estás en busca de inspiración e ideas para enriquecerte a ti mismo, no tienes miedo de la diversidad - en realidad esta te abraza y tu haces lo mejor que puedes hacer con ella en cualquier ocasión.

Las experiencias de otras personas son tu alimento, te hacen lo que eres: un viajero de serie y, no olvidemos que, un hostal adicto.

5. HABLAS CON TU MOCHILA COMO LO HARÍAS CON TU MEJOR AMIGO

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Algunas personas juran que oyeron susurrar a su mochila en la noche... otros están aseguran que te vieron preguntarle a tu mochila por ayuda en la cocina... ¡la mochila es un compañero de viaje perfecto, pero no olvides que es inanimado!

6. NO ESPERAR EN LA COLA PARA EL BAÑO ES ALGO RARO

Encontrar un baño libre es una cuestión de suerte - que podría suceder un par de veces, pero cuando estás acostumbrado a compartir tu baño con tus compañeros (o con parte del hostal), no sucede a menudo. Es hora de darse cuenta de que cuando se vive solo, no hay necesidad de estar en la puerta del baño, cepillo de dientes en mano y una toalla colgando del cuello y esperar 10 minutos para entrar.